Entregarse
Al universo
Vibrar
Oscilar entre las ondas
De la vida misma.
Fluir
Sin huir
Como pez
Al derecho y al revés.
Iluminar
El inconsciente
Maestro
Aprendiz andante
Libre
De uno mismo
Libre
Sin pieles
Se desprenden
Y todo prende.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de fluir? ¿fluir con quién o con qué? La verdad, no lo sé. Y creo que de eso se trata precisamente. A veces me gustaría saberlo, me gustaría poder tener las respuestas y saber qué pasos dar, qué caminos andar, pero esto no es posible. Y así voy, a tientas. Aprendo todo el tiempo a que ir a tientas no significa ir con miedo; más bien, es ir disfrutando cada pasito, observándote y observando a tu alrededor para no perderte de nada. Con el tiempo, ves que todo lo malo y todo lo bueno fue parte del camino lleno de milagros. Entonces pienso, ¿por qué resistirme? cuando puedo aprender de cada situación, por más dolorosa que esta sea porque, claro, es fácil aprender de lo bello, pero más complejo ver lo divino en aquello que en algún momento nos causó dolor.
Soltar las resistencias, quiero pensar, es lo que nos lleva a fluir con el universo. Aceptar para poder tomar acción o no, aceptar para sanar, aceptar para poner límites o para abrirnos. Para fluir hay que conocernos, hay que iluminar por dentro porque es ahí donde está nuestra verdad, la que nos guiará en cada paso y no hay nada ‘malo’ que pueda suceder si seguimos nuestra verdad. Y es que una verdad pura vela por el bien de todos los seres involucrados en cada situación.
Entonces sigamos aquella verdad libre del ‘yo’ que es la que enciende el camino.
0 comentarios